De la caña al desalojo: el futuro incierto del campesinado en la Región Enriquillo

Por: Suleika Polanco

La penosa situación sólo se compara con el paso del huracán Inés (1966) por la Región Enriquillo, según Manuel Antonio Pérez, quien narra el estado en el que quedaron las tierras que él y los parceleros en las comunidades de Tamayo, provincia Bahoruco han trabajado desde hace años tras ser desalojados de forma sorpresiva.

En rueda de prensa para el periódico Diario Libre, en febrero de este año, los agricultores denunciaron que en la comunidad de Aguacatico, en Tamayo unos 40 productores fueron despojados de unas 2,000 tareas. Las personas afectadas responsabilizan directamente al Consorcio Azucarero Central (CAC).

Las reiteradas denuncias registradas en los medios sobre estos desalojos motivó a que el jefe de gobierno instruyera al director del Instituto Agrario Dominicano (IAD), Daniel de Rosario, para que, junto al CAC, favorezcan a los productores agrícolas de la región además de garantizar el respeto a sus sembrados, según declaraciones ofrecidas por el titular en un encuentro con productores de la comunidad el Aguacatico, Tamayo.

El CAC tiene bajo contrato de arrendamiento desde 1999 las operaciones del Ingenio Barahona: principal activo económico de la región Enriquillo. Sin embargo, en los últimos años las actividades económicas vinculadas a la industria azucarera en el país se han reducido de forma significativa. Esto ha obligado a los productores de la región a reinventarse e impulsar la producción de plátanos y otros frutos menores, que ahora se ven amenazados ante los desalojos.

El nuevo gobierno anunció el desarrollo turístico de Pedernales (una de las principales provincias que conforman la región Enriquillo) como una prioridad en sus primeros 100 días. Por lo que, los parceleros se oponen a que las tierras disponibles del CEA les sean concedidas a la siembra de caña, entienden que esto solo representa beneficio para el Consorcio más no a los pequeños productores. 

Tony Pérez, pedernalense y periodista, denunció a través de un artículo en la columna de opinión del periódico acento. com el 15 de marzo titulado: Pedernales y Baoruco, ante el poder del ingenio”, las intenciones autoritarias de disolver el Proyecto de Desarrollo del Valle de Juancho (PRODEVAJ) que involucra a Barahona y Pedernales a través del cabildeo irregular y el anuncio hecho por el director del Instituto Agrario Dominicano, Darío Del Rosario el 13 de marzo, junto a los ejecutivos del CAC donde insta a los productores a elegir si se asocian al negocio de la caña o continúan en la producción de plátanos sin apoyo estatal.

La posición del director del IAD no sintoniza con el plan del gobierno,  todo lo contrario, evidencia las intenciones de colocar en manos del CAC este ambicioso proyecto de desarrollo impulsado por los parceleros de la zona.

Esto crea incertidumbre en los campesinos de la región, que han sido esperanzados con la incorporación de sus productos al sector hotelero en el plan de desarrollo turístico de la región.

Recuperar el Ingenio Barahona

Comité Pro Recaudación del Ingenio Barahona // Foto: Octavio Peña

Los planes de extensión del CAC que se anteponen a la demanda socioeconómica de la Región Enriquillo, organizaciones campesinas y sociales se han articulado en el Comité Pro Recaudación del Ingenio Barahona. Se trata de una iniciativa que promueve la conformación de una cooperativa agropecuaria de producción, trabajo y servicios para la región.

Demandan que el Estado disponga la terminación del actual contrato de arrendamiento con el Consorcio Azucarero Central, y el cierre de las operaciones de la empresa según carta remitida al presidente en septiembre del 2020. Alegan que, en 21 años de arrendamiento, el CAC no ha aportado prácticamente nada a combatir la pobreza de la región, sino que ha contribuido a incrementar los cordones de miserias y exclusión, expresan.

Estos cordones se extienden hacia la población de migrantes haitianos y sus descendientes, que según la ENI-2017 en la región Enriquillo y El Valle constituyen unos 41,939 y los descendientes de haitianos nacidos en la RD que viven en estas dos regiones alcanzan 11,921 personas.

El Comité y las organizaciones campesinas y ambientales de la región sur no han escatimado esfuerzos para hacerse sentir. A la fecha,  permanecen apostados en un campamento en El Polvorín del proyecto agropecuario El Aguacatico, a la espera de que las autoridades intervengan ante los desalojos que continúan en la zona.

También, anunciaron la realización de una marcha en la ciudad de Barahona este próximo 15 de mayo, Día del Agricultor.

“La ocasión será propicia para demandar la generación de más de 12 mil empleos sostenibles en la Región Enriquillo mediante el desarrollo de la agricultura familiar, la operativización del Ingenio Barahona,” manifestaron en rueda de prensa.

Los-as trabajadores migrantes  frente a los desalojos

Los desalojos afectan de manera directa el libre desenvolvimiento e incorporación de los trabajadores migrantes haitianos a las actividades agrícolas y cañeras,  esenciales para el desarrollo económico en la región y principal fuente de ingreso para el crecimiento y desarrollo de sus familias. Estos trabajadores-as son reticentes a sumarse al clamor del Comité, al tener un estatus migratorio frágil por la incertidumbre que arropa el Plan Nacional de Regularización de Extranjeros (PNRE).

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